Yo escuchaba de mis profesores una triste realidad de la ciencia española, no por los cerebros que en ella investigaban (me refiero a los pocos que aportaban algo y no a los que ocupaban un sitio), sino por la desastrosa gestión política que de la ciencia se hacía entonces. Más de tres décadas después mis alumnos tienen que seguir escuchando lo mismo. Ya va siendo hora de que en este país se valoren los trabajos de investigación reconocidos internacionalmente (no endogámicos) y no el posicionamiento en un departamento y la obtención de una plaza de titular por los años y los contactos. ¿Hasta cuando va a seguir siendo políticamente incorrecto valorar la excelencia, ya sea en forma de capacidades, de absoluta dedicación o de ambas? Y que todavía haya profesores interinos que se quejan de que la pretensión en las futuras oposiciones en la docencia madrileña sea valorar la experiencia con un 15% y los conocimientos con un 85%. ¿Es que tienen miedo de que un joven bien preparado saque más nota?, pues que aquellos que tienen tanta experiencia (quizá de no desempeñar su labor con el nivel adecuado) se preparen, del mismo modo que lo hacen algunos jóvenes a los que el actual sistema de selección no les da paso, porque protege a algunos que no son capaces de dar la talla en su labor. Ejemplos hay de todo esto y más en las últimas semanas. Aquí podéis ver dos casos terriblemente lamentables:
España cierra las puertas al mejor físico joven de Europa
La española que participó en la clonación terapéutica fue despedida en un ERE
Te lo copio para difundir en tweeter
ResponderEliminarEstá claro que los cerebros están en la ciencia y no en la política
¡Muchas gracias tuitera!
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