jueves, 7 de febrero de 2013

TU HIJO PUEDE SER UN GENIO EN MATEMÁTICAS

Aquí os dejo a todos un artículo del ABC sobre el aprendizaje de las matemáticas. Muchos de los comentarios que en él aparecen os resultarán muy familiares.


Yo soy de letras», «las matemáticas son complicadísimas», o «es que no tengo memoria para las fórmulas». Frases como estas se oyen a diario en muchos hogares españoles, donde las matemáticas son todo un problema. Hasta el punto de que según las estadísticas, es la asignatura que más se suspende, tanto en institutos, como en módulos o carreras universitarias. Son muchos los niños y jóvenes que necesitan ayuda y refuerzo para poder superarla. Pero según Fernando Blasco y Juan Medina, ambos profesores de la materia y coautores del libro «Tu hijo puede ser un genio de las matemáticas» (Temas de Hoy), es posible aprender a resolver problemas sin darse de cabezazos en la pared. Todo es cuestión, dicen, «de memorizar lo justo y de razonar y deducir a tope».

En qué momento se tuercen los niños

El problema radica, aseguran los dos casi al unísono, en Primaria. «En matemáticas es muy importante la base y comprender los detalles, para no tener que memorizar las operaciones. Si el niño no comprende bien desde el principio, lo sufrirá luego en cursos posteriores. Y en España tenemos un gran problema: falta enseñanza personalizada y tiempo. Hay muchas materias, las aulas son muy hetererogéneas, y los niños no aprenden a razonar, si no a memorizar hasta las tablas de multiplicar, lo cual no tiene mucho sentido», apunta Blasco, profesor de Matemáticas en la Universidad Politécnica de Madrid.

Segunda oportunidad

La buena noticia, añade, «es que tiene remedio, y los padres tienen mucho que ver en ello, porque pueden reforzar mucho estas carencias». «Nuestra recomendación es que no se desliguen del tema. Dominar esta asignatura es crucial en la vida. Si los padres ayudan a sus hijos a controlar la materia, les estarán ayudando también a desarrollar otras competencias que resultarán decisivas en su futuro, como la confianza en sí mismo, la tenacidad o la creatividad que requiere la resolución de problemas».
Lo corrobora Medina, profesor de la Universidad Politécnica de Cartagena y creador del portal www.lasmatematicas.es, con millones de visitas y 40.000 usuarios fijos. «Aprender matemáticas es un ejercicio buenísimo para la mente, porque te da una capacidad enorme para aprender otras materias en la vida. Es una base excelente y el motor de otras inteligencias. Es como entrenar o hacer estiramientos, te prepara para estar en forma. Y en el mundo laboral saber matemáticas hoy en día es una garantía de éxito». «Así que cuanto antes empecemos con ello mejor. Y esto no significa hacerles los deberes, porque sería tapar el problema, supone fomentar su razonamiento y sentido crítico. Pero el hecho de que los padres se impliquen en la labor educativa de sus hijos ya es garantía de éxito», advierte.

El método y los consejos

La clave para Blasco, autor de obras como «El periodista matemático», es que hay que decir un adiós rotundo a aprender sumas y restas, fracciones, áreas, potencias, raíces cuadradas, ecuaciones… de memoria. De hecho, según este experto, también autor de «Matemagia», para llegar a ser un gran matemático apenas hace falta memorizar nada. «Los padres tienen que saber que pueden ayudar a su hijo con el cálculo, la geometría o la aritmética casi sin darse cuenta, mientras van de paseo o hacen la compra, por ejemplo. Un buen consejo sería practicar con ellos desde que son pequeñitos haciendo operaciones sencillas con las matrículas de los coches, buscando los que tengan números que sumen 20... Otra sería hacer estimaciones de lo que se lleva en el carrito del supermercado. También pueden encontrar aliados en trucos de magia o en juegos de cartas como la escoba, donde hay que sumar hasta 15».
La recomendación de Medina es no estar «encima» de los niños. «Hay que mostrárselo de forma disfrazada, si no, lo rechazan de inmediato.Yo aprovecho que mi hijo se "pierde" por utilizar un rato mi móvil para jugar a enviarle operaciones sencillas que él me tiene que devolver en forma de mensaje, por "whats app". Son como esponjas y hay que suministrarles estímulos constantemente».

De manual

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