Un año más se demuestra la inutilidad de este tipo de selectividad.
Son habituales los errores en esta prueba, cuyos redactores tienen un año para prepararla.
Dichos errores se subsanan pasando por alto el problema y tratando, de forma opaca, de ser más benévolo en la corrección.
Claramente este método no selecciona nada, más aún cuando los exámenes son distintos en toda España y los derechos que proporciona son comunes a todos.
Otra injusticia añadida es la que sufren los alumnos de ciencias, examinándose de 4 asignaturas en la fase general (la que más puntúa) de las cuales 3 son de letras.
Por último debo decir que las competencias valoradas en esta prueba son anacrónicas, basadas fundamentalmente en la memorización de contenido o de procesos totalmente mecanizados.
¿Cuándo asumiremos un cambio en esta prueba?
¿Un cambio que refleje la creatividad, capacidad de relación, capacidad de trabajo?
¿Un cambio que sea capaz de distinguir a los alumnos más adecuados para estudiar un saber concreto?
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